El falsacionismo de Karl Popper


El Falsacionismo o Principio de Falsabilidad es una corriente epistemológica fundada por el filósofo austríaco Karl Popper.

El falsacionismo surge en 1935 con la publicación de la obra “La lógica de la investigación científica” del filósofo K. Popper. La influencia de esta concepción metodológica ha sido fundamental en el campo de la filosofía de las ciencias sociales y de la economía en particular.

Para Popper, constatar una teoría significa intentar refutarla mediante un contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada. Dentro del falsacionismo metodológico, se pueden diferenciar el falsacionismo ingenuo inicial de Popper y el falsacionismo sofisticado de la obra tardía de Popper y la metodología de los programas de investigación de Imre Lakatos.

El problema de la inducción nace del hecho de que nunca podremos afirmar algo universal a partir de los datos particulares que nos ofrece la experiencia. Por muchos millones de cuervos negros que veamos nunca podremos afirmar que “todos los cuervos son negros”. 

En cambio si encontramos un solo cuervo que no sea negro, si podremos afirmar “No todos los cuervos son negros”. Por esa razón Popper introduce como criterio de demarcación científica el falsacionismo.
Popper en realidad rechaza el verificacionismo como método de validación de teorías. La tesis central de Popper es que no puede haber enunciados científicos últimos, es decir, que no puedan ser contrastados o refutados a partir de la experiencia. La experiencia sigue siendo el método distintivo que caracteriza a la ciencia empírica y la distingue de otros sistemas teóricos.

Para Popper la racionalidad científica no requiere de puntos de partida incuestionables, pues no los hay. El asunto es cuestión de método. Aunque la ciencia es inductiva, en primera instancia, el aspecto más importante es la parte deductiva. La ciencia se caracteriza por ser racional, y la racionalidad reside en el proceso por el cual sometemos a la crítica y reemplazamos nuestras creencias. Frente al problema de la inducción Popper propone una serie de reglas metodológicas que nos permiten decidir cuándo debemos rechazar una hipótesis.

Popper propone un método científico de conjetura por el cual se deducen las consecuencias observables y se ponen a prueba. Si falla la consecuencia, la hipótesis queda refutada y debe entonces rechazarse. En caso contrario, si todo es comprobado, se repite el proceso considerando otras consecuencias deducibles. Cuando una hipótesis ha sobrevivido a diversos intentos de refutación se dice que está corroborada, pero esto no nos permite afirmar que ha quedado confirmada definitivamente, sino sólo provisionalmente, por la evidencia empírica.

Para los falsacionistas el científico es un artista en tanto que debe proponer audazmente una teoría que luego será sometida a rigurosos experimentos y observaciones. El avance en la ciencia está en falsar sucesivas teorías para así, sabiendo lo que no es, poder acercarse cada vez más a lo que es.

Las hipótesis que proponen los falsacionistas deben ser falsables.  Esto significa que deben ser susceptibles de ser falsadas. Para cumplir con esta condición, las hipótesis deben ser lo más generales posible y lo más claras y precisas posible. Una hipótesis no falsable sería “Mañana tal vez llueva”, ya que en ningún caso se puede falsar.

Una hipótesis falsable sería “el planeta Mercurio gira en una órbita”. Una hipótesis más general y por lo tanto más falsable sería “todos los planetas giran en una órbita”. Y una hipótesis más precisa y por lo tanto también más falsable sería “todos los planetas giran en una órbita elíptica”.


Los falsacionistas, que se apoyan en se apoya en el Método hipotético deductivo  prefieren las hipótesis o teorías que sean más falsables, es decir más susceptibles de ser demostrada su falsedad, mientras que no hayan sido ya falsadas. Así la ciencia progresaría a base de ensayo y error.

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